30.10.07

Generala

Con todo el bolonqui no he tenido tiempo de actualizar esta cosa. Me han tocado unas cuestiones de investigación que según el experto mundial en el tema, ganador del equivalente al premio Nobel en nuestra disciplina, hace más de treinta años que investiga sobre el tema y recién ahora le parece que está empezando a entenderlo. Gulp. No obstante no puedo dejar pasar la reciente situación electoral de La Plateada. Ejém.

Haciendo un breve paréntesis, analicemos unas curiosas propiedades de nuestro idioma castellano. Reiteremos que en el castellano los sustantivos y adjetivos que los califican tienen "género", típicamente denotado por el artículo que los precede. Por ejemplo: 'la cuchara' es femino mientras que 'el tenedor' es masculino. Esto no siempre es cierto. Es decir, el artículo no siempre pertenece al mismo género que el sustantivo, por lo que vemos que en realidad el género es propio del sustantivo y no asignado por el artículo. Otra vez recurramos a un caso concreto: 'el agua'. Mientras que el sustantivo 'agua' es femenino, se refiere a ella con un artículo masculino simplemente (y elegantemente) para evitar la cacofonía que se produce por la conjunción de dos vocales abiertas ('la agua' suena "kakos" además de sonar mersa, como 'La Cristina'). Además todos sabemos que el agua es clara, e independientemente de su temperatura nunca va a ser frío ;-). Me siguen? Bien, ahora notemos ligeramente que los sustantivos y adjetivos femeninos tienden a terminar en "a". Bien con esto por ahora.

Punto y aparte. Necesitamos otra propiedad... pero ésta es un poco más coloquial. Cuando en castellano queremos referirnos cariñosamente a algo/alguien, es común dejar de lado la o las últimas sílabas del nombre (propio o no). Ej.: 'colegio' se convierte en 'cole'. Acá se empieza a complicar. Esto suele no funcionar muy a menudo. Por empezar el sustantivo o nombre tiene que tener por lo menos 3 sílabas o 2 con un diptongo fuerte. A veces es posible alargar un nombre con su diminutivo correspondiente y luego hacer la operación de recorte sobre la resultante. 'Juan' es muy corto pero 'Juanito' (con "Juancito" no anda) tiene la longitud adecuada. Entonces 'Juani' es perfectamente apropiado. Con la gran ventaja de que suena cariñoso y hasta "cool" sin sonar maricón como pasa con muchos diminutivos. Otro enorme uso de esta propiedad es cuando es virtualmente imposible asignar un diminutivo que no sea cacofónico. Tomemos el nombre 'Darío'. 'Dariíto' no va. Claramente. 'Dari', en cambio es perfectamente aceptable. Otro caso es 'presidente'. 'Presidentito'? Ni mamados. Pero 'presi' queda mucho mejor!

Otro cachito y cierro el paréntesis (he he). A la propiedad descripta la voy a llamar "pseudo-diminutiva". Noten que los pseudo-diminutivos no tienen por qué terminar en una vocal determinada de manera estricta. 'Analía' es perfectamente acortable a 'Ana' sin necesidad de que sea 'Ani' para recalcar su condición diminutiva (precisamente porque es pseudo-diminutiva). Mucho menos terminarlo en "o"... si no nos vamos a la... en fin. Una más: el hecho de terminarlo en "a" puede ayudar a recalcar su caracter femenino recuerdan?

Bueno, cerremos el tan largo paréntesis para ir al punto. Ya que tenemos una nueva presi, La Cristina, y ya que hacemos tan buen uso de los pseudo-diminutivos cariñosos y que la nueva presi es tan linda y femenina, y dada la tendencia de la vocal "a" para acentuar el género... no sería mejor que en lugar de ser 'presi' fuera 'presa'? Nos dejo ponderando.