2.12.09

Eeej! Háganlo callaaar!

No iba a postear nada porque estoy ocupadísimo con un bendito trabajo y el reloj corre más rápido que nunca. Qué con las relaciones agua-planta y la interacción con deficiencias minerales no termino más. Algo tan simple como: Ecuación general de transpiración se puede complicar mucho en un sistema biológico. Por eso los químicos son pussies, no se bancan más de 3 ó 4 variables ;-). Todo con onda. Además era para publicitar a texify.com. El *mejor* servicio web en mucho tiempo; bien hecho Texies!

Pero cambiando rápidamente, lo que me impulsa a tirar una línea es que estaba leyendo Principios de Nutrición Mineral y para hacerlo más digestible puse de fondo un disco de Jonathan Cohen y Robert King con "The King's Consort" en el que tocan varios concertos para cello de Vivaldi. Fabuloso disco si no fuera por una cosa: el maldito clavicordio. Como ya estoy acostumbrado a ir contra la corriente, me tienen sin cuidado los tildes que se puedan derivar. Pero en serio. Por mucho tiempo le escapé al violín pero me forzaba a escuchar cosas para violín porque es uno de los instrumentos favoritos de Powell. Finalmente superé mi obtusez respecto del violín y ahora sé apreciar espectacularidades como "La sonata del Diávolo", una obra maestra de Tartini en mi opinión. Debo decir que tal vez parte de mi aprensión por el violín se haya debido a la pobre calidad de los tweeters que siempre he escuchado, en general faltos totales de articulación y claridad.

Sí, ya me estoy yendo de tema. Volviendo, digo que no creo que el asqueroso clavicordio goce del mismo destino en mis oídos. No entiendo la prevalescencia de tan horrendo instrumento en la música barroca y clásica. Mucho menos en el rock. En la música renacentista todavía... pero por la gracia divina de Zeus que es el pútrido instrumento más inescuchable de toda la maldita historia. Porcachada de palitos y fierritos malengendrados, su sonido agrava el oído como un grito disonante de 50 arpías con las alas cortadas nadando en un mar de fuego. El rechazo es realmente visceral.

En este particular disco, además, y como si fuera poco, no aporta absolutamente nada. Copia los fraseos de uno de los violines. Nada más. No aporta ningún tipo de rango dinámico (y esto no es mi opinión, es una cuestión física) que justifique su tan mal uso. Lo único que hace es degradar los sobretonos y matices de las verdaderas cuerdas. Maldito pianito de Trolls del submundo.

Ni ganas de una punchline más o menos me dejó. Hasta la próxima. Trin-qui-trin-que-bleughach.