11.11.08

pezcuna de miércoles

Este es el tipo de anécdota que no se oye muy a menudo en este nuestro amado "mundo moderno" (me da hasta arcaditas, puta sociedad). En realidad la documento para mi propia remembranza porque nunca escribo un diario de nada porque me parece super ñoño, pero en formato de blog ocasional queda más cool. Como si no me importase, parafraseando a Mundstock; Terpsícore.

Martes a la noche afirmamos con Jorge: "¿Eh, vamos a la pezcuna mañana o qué?". No hizo falta mucho claro, enseguida decidimos que los part-time y los premiados nos podíamos permitir tomarnos un miércoles. Además, Jorge tenía que estrenar su nuevo equipo de vadeo. Así que cinco de la matina noche cerrada nos aprontamos, caña y pantalones de vadeo en mano, para un día de exploración. Ni café tomamos para no perder tiempo. Rumbeamos sur, escuchando "La última palabra" de Buenos Aires 8. Llegando a Red Deer, paramos en Tim Hortons a estirar las patas y cargar café y sólido, y cambiamos el mood con Aerosmith. Tomamos la 11 hacia el oeste y no puedo decir más. Nos cuesta tanto encontrar información de lugares que hemos decidido callarnos la boca nosotros también (si son amigos pregunten nomás, el lugar es para la élite íntima ja ja!). Llegando a un pueblo con poco más que una gasolinera, llenamos el tanque y enfilamos hacia una ruta de ripio entre las montañas. Treinta y pico kilómetros de pedregullo más tarde, mayormente yendo en segunda y tercera, llegamos a un puente; serían como las 10:00.

"Acá es!" dijimos. Nos pusimos los waders, armamos las cañas, cargamos el spray anti-osos y las moscas y allá fuimos. Sin conocer el río, lo vadeamos lentamente río abajo para explorar posibles pozas y remansos. Ahora sabemos que un camino nos lleva derecho a "nuestra poza", para la próxima. Probamos suerte, nada. Vadeamos, nada. Después de un largo vadeo divisamos un posible punto. Un giro del río después unos rápidos rocosos, proveía un piletón, seguido de un canal arremansado. El agua helada y transparente, pintaba salmónidos.

Yo me quedé en la desembocadura de los rápidos frente al piletón con las montañas en el fondo. Jorge siguió apenas río abajo a la poza del costado con árboles hasta el borde y frente a la ladera con buena estructura. Primero puse un Royal Stimulator... enseguida nomás un ataque. Pasó un rato de falsos ataques y veo la caña de Jorge doblada! Trajo una pieza pero se le escapó de las manos! Yo seguí con la misma mosca, presentando corriente arriba y dejándola flotar hacia el remolino. Un ataque y pierdo la mosca. Reemplazo con la misma, otro ataque y pierdo otra vez. Fuerte la bichería. Otro ataque más y la engancho, pero se suelta.

Cambié por una Adams gordita, y sácate! Atacó con decisión. Esta vez no cometí el error de perder tensión en la línea ni por un segundo. Peleó espectacularmente, sin tanto salto como las arcoiris, pero con corridas repentinas de esas que fuerzan a soltar línea. Espectacular. La seguí peleando contra la corriente de los rápidos y la tuve un rato al lado pero con fuertes corridas, muy espectacular. Finalmente la arrimé despacito a la red y Jorge me tomó la foto. Una trucha "cutthroat". Hermosa. Nomenclatura trinomial Oncorhynchus lewisii clarkii en honor a Lewis and Clark, obviamente. Se especula que en realidad está hibridizada con arcoiris, culpa no de pescadores sino de falsos hobistas.

Después de pescar esa, no tuve más acción. Yo intuyo que era la que dominaba el territorio en el remolino. Jorge tuvo el privilegio de pescar 3 en total, yo lo acompañé en su poza por el resto del mediodía pero con un par de enganches que se soltaron. La tercera de Jorge tardó en llegar después de tentarla con cuanta mosca había en nuestro arsenal. Hasta que probó una imitación de abejorro que bautizamos "la cucaracha". La violencia con la que se prendió ese matungo al abejorro fue clásica.

Se aplacó la acción y se levantó un poco de viento. Recorrimos el río y descubrimos otras pozas paradisíacas (para un pescador de mosca, claro). Quedaron para otra vez. Levantamos campamento como a las 17:00 y paramos en Nordegg por un hígado encebollado al lado de la gasolinera.

No podemos comentar sobre las cualidades gastronómicas de la trucha porque es ilegal sacarlas de este tramo del río...

Pero seguro que sabrían deliciosas al horno con un poco de hierbas y panceta. Mmmmmm, truuuucha...